María Celeste Novoa García (suministrada)
Por: Génesis N. Dávila Santiago
“Inigualable”, así describió una joven de 23 años la experiencia de marchar junto a la banda de la Universidad de Puerto Rico (UPR) de Mayagüez en el Desfile de las Rosas de Pasadena, California.
La Centenaria Banda Colegial a la que pertenece María Celeste Novoa García fue seleccionada entre un grupo de 19 bandas alrededor del mundo para participar en el tradicional desfile celebrado desde el 1890 en año nuevo.
Es la primera vez que una banda de marcha universitaria puertorriqueña forma parte del desfile.
Según la estudiante de ingeniería, su mayor satisfacción recae en haber logrado concluir la parada de 5.5 millas, porque el cansancio le hizo creer que no llegaría.
De acuerdo con la joven, el desfile limita la cantidad de personas que pueden salir de la marcha a cinco personas, por lo que si una sexta persona sale por un percance de salud, la banda completa debe retirarse.
A pesar de que debía cargar con su Lira —un instrumento de percusión—; el frío que resecaba su garganta; y el cansancio; el temor de que su banda tuviera que ser removida de la parada, pesaba más.
“Llegó un punto en el que yo estaba ‘Dios mío me quiero quitar’, pero por obra y gracia divina miré para el cielo… el recuerdo más bonito que tengo es que cuando estaba mirando para arriba, miré para el público y había un señor que tenía un letrero que decía ‘One more block’. O sea, que quedaba un bloque más y ya terminábamos”, recordó la joven que finalizó la parada entre lágrimas de satisfacción.
Entre el repertorio de canciones que tocó la banda, estuvo “El Cumbanchero”, del escritor puertorriqueño Rafael Hernández Marín; una selección de plenas puertorriqueñas; y canciones en inglés.
Un grupo de 27 abanderadas acompañó a la banda compuesta por 124 músicos. Novoa García destacó la labor de las abanderadas al catalogarlas como “lo elegante de la banda” y una pieza fundamental en el proceso.
Para que los 151 estudiantes pudieran viajar a California, se realizaron conciertos, ventas y actividades de recaudación de fondos, de las que la joven subrayó el desprendimiento y apoyo que recibió la banda de marcha por parte de la comunidad estudiantil de UPR Mayagüez.
“Lo más que me llevo es que cumplimos nuestra meta y lo hicimos en familia”, concluyó la estudiante con gratitud al describir que la banda colegial forma parte de su familia.